Esta página esta hecha en base al
trabajo de traducción que hemos realizado para que el investigador sincero
pueda encontrar la verdad. A muchos les parecerá un trabajo inútil más yo lo
veo de esta manera:
Nada nos será dado gratuitamente
y el conocimiento sólo puede llegar trabajando para conseguirlo. Pero
supongamos que Dios en su infinita misericordia nos dirigiese a un lugar, una
gruta milenaria podría ser, en donde hallásemos miles de papiros y manuscritos que
al traducirlos nos otorgasen el saber de razas muy anteriores a la nuestra. ¿Qué
sucedería si esos conocimientos hallados nos hablasen de cosmología, biología, física,
química, geología, antropología, magia, historia, etc…? ¿Y qué pasaría si esas
ciencias estudiadas en tiempos muy lejanos contradijesen nuestros conocimientos
y paradigmas actuales? ¿Estaríamos dispuestos a revisar nuestras teorías?
La verdad es que como humanidad
no estamos a la altura de realizar un examen criterioso y sincero de nuestro
saber. La verdadera ciencia debe basarse en la experimentación, mas hoy muchas teorías
están basadas en la especulación. Aun así, la experimentación no puede
generarse sin una búsqueda consiente de lo que se quiere hallar. No hay
experimentos sin propósitos y los propósitos nacen de las preguntas y estas últimas
de la indagación filosófica.
Pero volvamos a nuestra supuesta colección
de papiros y manuscritos. Aun teniéndolos en nuestras manos, ¿no sería útil investigar
qué es lo que verdaderamente sabemos, ahondar en todas las ramas del saber y
tratar de hallar un punto lógico, manteniendo aquello que es útil y desechando
lo inútil?
Si nuestros papiros hablasen del
cosmos y su origen, tendríamos que tratar de entender cuáles fueron los
hallazgos que como humanidad hemos logrado y cuales las dificultades con las
que nos hemos topado, tanto a nivel teórico como experimental. Si los supuestos
papiros hablasen de geología, deberíamos hacer lo mismo, indagar qué teorías fueron
comprobadas y cuales aún hoy son solo mera especulación. En fin, tendríamos que
estudiar, analizar, investigar y así poder corroborar si nuestro trabajo
investigativo coincide con la información encontrada en la cueva.
Por lo tanto, ningún hallazgo arqueológico,
ningún papiro, ningún manuscrito por más antiguo que sea, ninguna canalización,
ninguna Psicografía y ningún mensaje de un supuesto maestro va a librarnos del
trabajo investigativo si realmente queremos hallar la verdad. Es preciso saber
indagar sobre aquello que se quiere saber y saber discernir sobre lo que se
investiga. Estas traducciones no son hechas para que el lector crea cada
palabra sino para que investigue compare y estudie. Nuestro discernimiento, nuestra voluntad y
nuestra intuición es todo lo que tenemos para acercarnos conscientemente a
Dios. Es nuestro deber utilizar estas herramientas si no queremos desperdiciar
aquello que se nos ha dado de lo alto.
Mariano Martinez
Mariano Martinez
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